-Está rodando «Fuga de cerebros», en la que su compañero de clase (Mario Casas) la persigue hasta Oxford para declararse ¿Usted ha hecho alguna locura por amor? Claro que sí. Tuve un novio que estaba de Erasmus en Italia... y sin pensármelo, ni avisarle, me planté allí. Menos mal que no me encontré nada (risas).
-Si tuviera que compararse con el personaje que le ha dado la fama, Catalina, o Natalia, ¿a quién diría que se parece más? Natalia es muy hippie e ingenua, y yo he hecho muchas más trastadas aunque sacara buenas notas. Yo me quedaría con Cata, aunque en esta segunda temporada se vuelve muy vengativa y yo no soy así ni por asomo.
-Ha hecho de pija, de ingenua... ¿cuál es su próximo reto interpretativo? Me encantaría hacer de «yonki». Con ojeras, la cara pálida, blanquecina... Es algo diferente.
-¿Cómo lleva estar al lado del galán de moda, Miguel Ángel Silvestre? Soy consciente de que soy la mujer más envidiada y cuando me paran por la calle no te creas que me preguntan por mí. Me preguntan por él, por cómo besa, cómo es el Duque. Sólo me hablan del Duque. Da lo mismo que sea abuela, madre, hija o lo que sea.
-A pesar de todo, las escenas subiditas de tono que protagonizó con El Duque debieron ser duras... Siempre te cuesta, pero Miguel Ángel me ofrece mucha confianza y me ha hecho sentir a gusto.
-¿Esas escenas han sido lo peor del rodaje? Son las que más cuestan. Porque tú ves la tele y parece todo muy romántico, pero en realidad no es así, estás rodeado de gente. Soy bastante pudorosa y me da muchísima vergüenza. Con Miguel Ángel es diferente porque ya nos tenemos muy vistos, pero dentro de una semanas tendré que rodar una de esas escenas con Mario Casas. Así que tengo tiempo para echarme a temblar de aquí a que la grabemos.
-¿Y a su pareja y a su familia que le parecen esas escenas? Bien, todos los que están a mi alrededor lo llevan bien, saben que hago esto porque me gusta y lo entienden perfectamente.
-¿Qué tal lleva que todo el mundo le pregunte por si se aumentado o no el pecho? Cada vez me preguntan menos, yo pensaba que iba a ser peor. Sí que notas que la gente se fija para saber si te has operado o no, pero cuando me dijeron el título y que me tenía que operar en la ficción sabía que iba a pasar, ya lo tenía asumido.
Vía La Razón
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