Es actor, guionista y, ante todo, un trabajador incansable. Con más de diez películas, 16 series de gran éxito y una veintena de obras de teatro en su currículum, el catalán Josep Linuesa se ha ganado el cariño del público. Y ahora lo vuelve a hacer encarnando a Miguel Cortés, el ejecutivo retorcido y sin escrúpulos de Sin tetas no hay paraíso.
Felicidades, Josep. Eres uno de los malos, pero has conseguido conquistar a los espectadores. ¿Estás orgulloso?
Gracias. Estoy feliz y lo estoy disfrutando mucho. Es un personaje original, que hemos creado entre los guionistas, los realizadores y yo y lo mejor es que, en mi opinión, nunca se había hecho un villano así en la ficción española.
¿Qué lo diferencia de los demás?
Que pierde poco los papeles, tiene clase y y un estilo muy británico en sus modales.
En SMS ya diste vida a Gonzalo, que era un abogado tan hipócrita, o incluso más, que el marido de Cata…
Era más canalla que otra cosa. No obstante, podemos decir que Gonzalo estaba en un escalafón más bajo y que supuso la antesala de Cortés.
¿Has conocido a alguien como él?
Por suerte no, pero pienso que es un tipo que puede existir en las altas finanzas. Se encuentra en el límite entre la realidad y la ficción. Si fuera un poco más calculador y la interpretación estuviera más exagerada, llegaría a ser un malo de cómic, de tal manera que en la siguiente temporada tendría que salir con la cara de titanio y un bastón.
¿Eso quiere decir que podremos disfrutar de una tercera entrega?
(Risas) No, no he afirmado eso porque lo desconozco. Todo dependerá de las intenciones de Tele 5; únicamente quería decir que, si fuera así, no estaría nada mal darle ese giro.
¿El éxito de la producción te está beneficiando en tu carrera profesional?
Supone un triunfo más y lo estoy viviendo a tope. Está teniendo una enorme difusión, me gustaría que todos los trabajos que hago tuvieran idéntico resultado. Pero no siempre se consigue.
¿Cómo llevas el inmenso cariño que os está ofreciendo la audiencia?
No sufro ningún acoso, la gente que me para por la calle es muy amable y atenta. Miguel es perverso, pero también atractivo para el público.
¿Te ha sido difícil encarnarlo?
Sobre todo requiere gran concentración. Ni habla ni se mueve ni respira como Josep Linuesa. Yo soy un manojo de nervios y, para recrear su tranquilidad y autoconfianza tengo que hacer un intenso trabajo previo. Eso sí, cuando acabo, desconecto y no me lo llevo a casa.
¿Qué nos puedes desvelar de las tórridas escenas de amor que has compartido con Amaia Salamanca?
Perdí el pudor hace muchos años, pero estoy pendiente de que ella se sienta cómoda. Con los cuerpos semidesnudos necesitas tener más delicadeza que al grabar una secuencia normal.
¿Cómo es tu relación con ella?
Estupenda. Como actriz me lo ha puesto fácil y es de una belleza insultante. Tiene un talento innato y una inquietud constante por querer aprender, lo que me hace suponer que dentro de unos años vamos a contar con una artista maravillosa.
¿Con Miguel Ángel Silvestre tienes también buen feeling?
Es un chaval cariñoso, apasionado, alegre y en el plató transmite su carácter. Además, es tan perfeccionista como yo. Siempre estamos pendientes de cualquier detalle, por lo que a veces se nota una especial intensidad en el rodaje. Ha sido un placer trabajar con él y creo que va a hacer una gran carrera como actor.
¿Eres igual de apasionado y perfeccionista en tu vida personal?
Sí, vivo todo con la misma intensidad. El día que no sea así, me planto.
Y tan detallista como Cortés...
Tiene un punto ‘gentleman’ que ya me gustaría..., aunque reconozco que soy tan caballero como él. Mis padres me educaron así desde pequeño, me enseñaron a abrir las puertas a la gente mayor, pedir todo por favor, etc. Tanto que puedo parecer demasiado cursi.
Resume tu participación en la serie.
El balance es positivo. Ha sido uno de mis mejores trabajos en televisión.
¿Qué objetivos te marcas?
No tengo límites prefijados. Mi ilusión es gozar en todo momento de lo que hago. Ya vivo de lo que quiero, el siguiente paso es hacerlo como quiero.
¿Sabes ‘saborear’ los pequeños placeres que nos ofrece la vida?
Sí. Adoro juntarme con la gente que quiero y lo paso bien cuando me cuentan un chiste. Reírme me parece algo fundamental y estoy empezando a hacerlo con mayor asiduidad que antes.
¿También lloras con frecuencia?
No sé si con frecuencia, pero sí cuando el cuerpo me lo pide.
¿Y te importa hacerlo en público?
Cuando me encuentro bajo de moral, intento recluirme, pero no me importa en absoluto llorar delante de la gente. Todos pasamos por los mismos estados emocionales y creo que es bueno expresar los sentimientos, te encuentres donde te encuentres. Además, ser actor me ha ayudado a perder la vergüenza.
¿Te repones pronto de los baches?
Cada día que pasa me cuesta menos porque ahora lo relativizo todo. Antes, si me decían que un trabajo mío no gustaba, me quedaba hundido. Por el contrario, hoy en día lucho y persigo mis objetivos sin cejar en el empeño.
Como escritor, ¿suponen una fuente de inspiración estos momentos de tristeza?
No es que escriba más cuando atravieso una mala época, pero las rachas negativas me dan ideas que después, cuando estoy cargado de energía, plasmo en el papel.
Sin tetas... está a punto de acabar: ¿cuále son tus próximos proyectos?
Estamos buscando una sala de teatro en Madrid para estrenar, a finales de enero o principios de febrero, una obra dirigida por mí. Algunos de mis compañeros de profesión ya la han leído y les ha fascinado. Me han animado para que luche por sacarla adelante.
Vía Teleprograma.tv
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