"¡Te quiero!", "¡Te amo!", "¡Pibón!"... Ensayo con guión para un acontecimiento. Para ellas al menos lo es. Porque tan elaborado griterío es sólo el preludio de lo que vendrá en pocas horas. Como estas cuatro adolescentes habrá miles a las puertas del Palacio de los Deportes de Madrid. "Yo prefiero gritar 'Miguel Ángel', porque así sí que mirará", ha analizado Sonia, 25 años y llegada bien temprano desde Salamanca. "¡Estamos enamoradas del Duque!".
Él es la causa de sus suspiros, el protagonista de 'Sin tetas no hay paraíso'. Y es también el motivo de un revuelo habitualmente no tan madrugador en el entorno del recinto deportivo. Tanto que sorprende a Isabel, de paseo con sus 84 primaveras. "A las 21.30 horas se preestrena la 'premiere' del primer capítulo de la segunda temporada", le cuentan las chicas. Y les suelta la dama: "¡Cómo está el Duque!".
Miguel Ángel Silvestre, 'MAS' para los iniciados, provoca todo tipo de inquietudes. También alguna queja. "Ya podía venir a echarnos una manita", bromea Borja, que trabaja en la inédita transformación del Palacio. Más de 200 personas se afanan en la empresa, que deja pequeños los pases en cine de muchas otras series españolas: 80 encargados de producción, más de 40 azafatas, 35 trabajadores del Palacio y 55 miembros de seguridad. Para éstos, Borja tiene una recomendación: "Tendrán que estar atentos si no quieren que el Duque se vea en un aprieto".
En la puerta, las 'fans' más madrugadoras le dan la razón. "Vamos a intentar agarrarlo y tocarlo", avisan. Junto a ellas, Víctor coloca el sistema de vídeo que cubrirá la llegada en limusina del galán y el resto del reparto, encabezado por Amaia Salamanca (Cata) y María Castro (Jessi), el ying y el yang del universo femenino, ampliamente representado en la cita. Cada cinco minutos se acerca una joven para consultarle por dónde aparecerá el Duque. "Pues obviamente por la puerta principal", responde el trabajador, que empieza a cansarse de tan inoportuna curiosidad.
Telecinco ha recibido más de 63.000 peticiones oficiales para acudir al esperado capítulo, que llegará a la pequeña pantalla la semana que viene bajo el ilustrativo título La función debe continuar. Pero internet ha favorecido la reventa. "Se ha llegado a pedir 1.500 euros por cada entrada", recuerdan fuentes de la cadena, que ha regalado 2.500 dobles mediante un sorteo.
Eneritz Baselga, responsable de la producción a través de la agencia Kómodo, pone cifras a esta superproducción: "Partimos de la base de que hemos colocado una pantalla de 22 metros de ancho por 16 y medio de alto", aclara al respecto de la joya de la corona de esta instalación. Empezaron a medianoche y, desde entonces, "ha sido continuo". Sus pensamientos se confunden con el riguroso plan de trabajo: "A las 06.00 horas, iluminación; a las 07.30 horas, los exteriores; a las 10.30 horas, colocación del escenario...", enumera a un ritmo casi marcial.
El levantamiento de las gráficas de la entrada, con imágenes del 'Duque', Cata y Jessi, se reserva para los últimos momentos, quizás con el objetivo de evitar desmayos. Igualmente, aguardan para levantar definitivamente las vallas –que un insolente viento se empeña en volcar– y para extender la totalidad de los 100 metros cuadrados de alfombra roja, que en el lenguaje técnico de Baselga recibe el nombre de "moqueta ferial ignífuga". En total, 20 horas para construir este paraíso para fans. Aunque el trabajo se prolongará hasta las 03.00 horas, porque luego hay que desmontarlo todo.
Nada es fácil. Dentro, los operarios rocían con agua la pantalla gigante a fin de destensarla y garantizar que nada fallará. Un grupo de uniformados despliega 630 sillas de tijera en hileras perfectas. Otro de técnicos comprueba la mesa de sonido... Todos tienen una tarea en este macroevento con capacidad para 6.000 invitados.
Los seguidores de la serie podrán disfrutar de hasta 50.000 vatios de sonido en pista y todo el recorrido de los actores, que se graba con una cámara en exteriores y otras dos en el interior, encargadas del 'videochat' que precede al anunciado capítulo.
La televisión ha acabado con el monopolio del glamour del cine y, como indica Mirta Drago, directora de Comunicación de Telecinco, "cada vez se nutre más de momentos especiales". Las series salen a la calle y se encuentran por primera vez cara a cara con sus espectadores. "La programación generalista es un fenómeno de masas que hasta ahora no se podía tocar, pero los contenidos han dejado de ser planos. De un tiempo a esta parte, la gente se ha adueñado de la tele. Ya puede decir 'Es mía'", explica Drago al respecto de la proliferación de estas promociones revestidas de estreno cinematográfico. Sin tetas no hay paraíso –simplificada por los fans como STNHP– ya vivió en abril otra premiere, de la que Telecinco ha aprendido mucho.
"Nos emocionó mucho ver en caliente al público, ya que nosotros sólo contamos con la frialdad de los audímetros", rememora Drago, aunque tanta emoción llegó a superar algunos límites. "Se tuvieron que cortar dos carriles de la Gran Vía y ante tal desborde aprendimos que debíamos movernos a un espacio más grande". Incluso el Duque quedó escarmentado y, en más de una ocasión, a medio vestir: "Miguel Ángel salió varias veces a firmar y recoger regalos. Volvía con la camisa fuera del pantalón, a pesar del esfuerzo del equipo de seguridad".
Anoche también. Mucha seguridad privada y pública, policía y pinganillos por todas partes, como si se esperara a una estrella de Hollywood. Y llegó el momento. El Duque volvió a acercarse, aun a riesgo de salir herido de su entrada triunfal. Parecía cruzar varias jaulas de leonas, todas armadas con cámaras de fotos y bolígrafos con los que llevarse el premio a tanta espera: una firma de su ídolo. "Hola guapas, vosotras sois las estrellas", les regaló.
El fervor se hacía grito, imposible escuchar nada que no fuera la entrega incondicional de la parroquia femenina preparada para ganar un concurso de empujones. Sobre la alfombra roja, vestidos de noche y lágrimas de emoción de las protagonistas –«Gracias, gracias»–. Y ellos, sonrientes, encantados de ser admirados. Silvestre y el resto del elenco, como Armando del Río (el inspector Diego Torres en la serie) o Josep Linuesa (candidato a casarse con Cata en su papel de Miguel Cortés).
Las seguidoras de la serie ya están ganadas, como demostraba Vanessa, 14 horas después de haberse plantado en la puerta (llegó a las 07.00 horas) por el 'Duque': "Me encanta esa forma de ser chulesca, que te pica". Su madre y su tía, que han venido con ella, la miran fijamente: "¡Que a vosotras también os gusta, guapas!", les lanza.
Pasadas las 22.00 horas los gritos se apagan y los flashes y los focos dan paso a la oscuridad del preestreno. La segunda temporada ha comenzado, aunque sólo sea en cine. El silencio es absoluto y, en la primera aparición del Duque, fumando un cigarro en su porsche, se pueden escuchar los suspiros. El paraíso, para muchos, era esto.
Él es la causa de sus suspiros, el protagonista de 'Sin tetas no hay paraíso'. Y es también el motivo de un revuelo habitualmente no tan madrugador en el entorno del recinto deportivo. Tanto que sorprende a Isabel, de paseo con sus 84 primaveras. "A las 21.30 horas se preestrena la 'premiere' del primer capítulo de la segunda temporada", le cuentan las chicas. Y les suelta la dama: "¡Cómo está el Duque!".
Miguel Ángel Silvestre, 'MAS' para los iniciados, provoca todo tipo de inquietudes. También alguna queja. "Ya podía venir a echarnos una manita", bromea Borja, que trabaja en la inédita transformación del Palacio. Más de 200 personas se afanan en la empresa, que deja pequeños los pases en cine de muchas otras series españolas: 80 encargados de producción, más de 40 azafatas, 35 trabajadores del Palacio y 55 miembros de seguridad. Para éstos, Borja tiene una recomendación: "Tendrán que estar atentos si no quieren que el Duque se vea en un aprieto".
En la puerta, las 'fans' más madrugadoras le dan la razón. "Vamos a intentar agarrarlo y tocarlo", avisan. Junto a ellas, Víctor coloca el sistema de vídeo que cubrirá la llegada en limusina del galán y el resto del reparto, encabezado por Amaia Salamanca (Cata) y María Castro (Jessi), el ying y el yang del universo femenino, ampliamente representado en la cita. Cada cinco minutos se acerca una joven para consultarle por dónde aparecerá el Duque. "Pues obviamente por la puerta principal", responde el trabajador, que empieza a cansarse de tan inoportuna curiosidad.
Telecinco ha recibido más de 63.000 peticiones oficiales para acudir al esperado capítulo, que llegará a la pequeña pantalla la semana que viene bajo el ilustrativo título La función debe continuar. Pero internet ha favorecido la reventa. "Se ha llegado a pedir 1.500 euros por cada entrada", recuerdan fuentes de la cadena, que ha regalado 2.500 dobles mediante un sorteo.
Eneritz Baselga, responsable de la producción a través de la agencia Kómodo, pone cifras a esta superproducción: "Partimos de la base de que hemos colocado una pantalla de 22 metros de ancho por 16 y medio de alto", aclara al respecto de la joya de la corona de esta instalación. Empezaron a medianoche y, desde entonces, "ha sido continuo". Sus pensamientos se confunden con el riguroso plan de trabajo: "A las 06.00 horas, iluminación; a las 07.30 horas, los exteriores; a las 10.30 horas, colocación del escenario...", enumera a un ritmo casi marcial.
El levantamiento de las gráficas de la entrada, con imágenes del 'Duque', Cata y Jessi, se reserva para los últimos momentos, quizás con el objetivo de evitar desmayos. Igualmente, aguardan para levantar definitivamente las vallas –que un insolente viento se empeña en volcar– y para extender la totalidad de los 100 metros cuadrados de alfombra roja, que en el lenguaje técnico de Baselga recibe el nombre de "moqueta ferial ignífuga". En total, 20 horas para construir este paraíso para fans. Aunque el trabajo se prolongará hasta las 03.00 horas, porque luego hay que desmontarlo todo.
Nada es fácil. Dentro, los operarios rocían con agua la pantalla gigante a fin de destensarla y garantizar que nada fallará. Un grupo de uniformados despliega 630 sillas de tijera en hileras perfectas. Otro de técnicos comprueba la mesa de sonido... Todos tienen una tarea en este macroevento con capacidad para 6.000 invitados.
Los seguidores de la serie podrán disfrutar de hasta 50.000 vatios de sonido en pista y todo el recorrido de los actores, que se graba con una cámara en exteriores y otras dos en el interior, encargadas del 'videochat' que precede al anunciado capítulo.
La televisión ha acabado con el monopolio del glamour del cine y, como indica Mirta Drago, directora de Comunicación de Telecinco, "cada vez se nutre más de momentos especiales". Las series salen a la calle y se encuentran por primera vez cara a cara con sus espectadores. "La programación generalista es un fenómeno de masas que hasta ahora no se podía tocar, pero los contenidos han dejado de ser planos. De un tiempo a esta parte, la gente se ha adueñado de la tele. Ya puede decir 'Es mía'", explica Drago al respecto de la proliferación de estas promociones revestidas de estreno cinematográfico. Sin tetas no hay paraíso –simplificada por los fans como STNHP– ya vivió en abril otra premiere, de la que Telecinco ha aprendido mucho.
"Nos emocionó mucho ver en caliente al público, ya que nosotros sólo contamos con la frialdad de los audímetros", rememora Drago, aunque tanta emoción llegó a superar algunos límites. "Se tuvieron que cortar dos carriles de la Gran Vía y ante tal desborde aprendimos que debíamos movernos a un espacio más grande". Incluso el Duque quedó escarmentado y, en más de una ocasión, a medio vestir: "Miguel Ángel salió varias veces a firmar y recoger regalos. Volvía con la camisa fuera del pantalón, a pesar del esfuerzo del equipo de seguridad".
Anoche también. Mucha seguridad privada y pública, policía y pinganillos por todas partes, como si se esperara a una estrella de Hollywood. Y llegó el momento. El Duque volvió a acercarse, aun a riesgo de salir herido de su entrada triunfal. Parecía cruzar varias jaulas de leonas, todas armadas con cámaras de fotos y bolígrafos con los que llevarse el premio a tanta espera: una firma de su ídolo. "Hola guapas, vosotras sois las estrellas", les regaló.
El fervor se hacía grito, imposible escuchar nada que no fuera la entrega incondicional de la parroquia femenina preparada para ganar un concurso de empujones. Sobre la alfombra roja, vestidos de noche y lágrimas de emoción de las protagonistas –«Gracias, gracias»–. Y ellos, sonrientes, encantados de ser admirados. Silvestre y el resto del elenco, como Armando del Río (el inspector Diego Torres en la serie) o Josep Linuesa (candidato a casarse con Cata en su papel de Miguel Cortés).
Las seguidoras de la serie ya están ganadas, como demostraba Vanessa, 14 horas después de haberse plantado en la puerta (llegó a las 07.00 horas) por el 'Duque': "Me encanta esa forma de ser chulesca, que te pica". Su madre y su tía, que han venido con ella, la miran fijamente: "¡Que a vosotras también os gusta, guapas!", les lanza.
Pasadas las 22.00 horas los gritos se apagan y los flashes y los focos dan paso a la oscuridad del preestreno. La segunda temporada ha comenzado, aunque sólo sea en cine. El silencio es absoluto y, en la primera aparición del Duque, fumando un cigarro en su porsche, se pueden escuchar los suspiros. El paraíso, para muchos, era esto.
1 comentario:
esta serie es una mierda total!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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