Cada fin de semana, María Castro se quita el disfraz de mala, malísima, que tiene que llevar en la serie “Sin tetas no hay paraíso” para viajar a Vigo, su ciudad natal, y reencontrarse con sus padres y su novio, con el que comparte su vida desde hace más de cinco años. La actriz, que da vida a Jessica, una chica capaz de todo por conseguir fama y dinero, nada tiene que ver con el personaje que le ha dado la popularidad. Mientras en la ficción María lucha por el amor de “El Duque”, en la vida real mantiene una relación con un apuesto joven, al que conoció mientras estudiaban en el INEF (Instituto Nacional de Educación física) y del que vemos las primeras imágenes. La actriz, de 26 años, también trabajó durante el fin de semana en Vigo, ya que, como ha contado la joven a DIEZ MINUTOS, le pidieron “hacer un reportaje para una revista de motor gallega sobre mi coche, un Rover 25 en color burdeos, y mi novio actuó de fotógrafo. Pero no lo es, llevaba mi propia cámara.
De la gimnasia rítmica al estudio de grabación
Al concluir la sesión de fotos, la pareja se fue de compras a un centro comercial. Allí, los enamorados se regalaron besos y gestos de amor. María, que fue subcampeona de gimnasia rítmica en la modalidad de pelota, también sacó tiempo para hacer unos “largos” en una piscina de Vigo, lo que le ayuda a mantener su escultural figura.A los 17 años cambió el maillot por ser actriz, su sueño desde pequeña. Ésta es la razón por la que se ha trasladado a Madrid, dejando en Vigo a lo que más quiere, sus padres y su novio.
Vía Revista Diez Minutos
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