La dureza de su personaje en ‘Sin tetas no hay paraíso’ y un físico imponente lo han convertido en el favorito de la audiencia.
Sería muy bonito que me convirtiera en ídolo de adolescentes”, nos confesaba Miguel Ángel Silvestre hace unos meses. ¡Pues se ha quedado corto! El atractivo, potente y chulesco mafioso al que da vida en Sin tetas no hay paraíso ha calado hondo en el corazón de miles de mujeres. Tanto que sus fans han formado un club y sus seguidoras son ahora “duquesitas”. Ni él mismo –que se considera “un chaval de Castellón que no se esperaba todo esto”– podía imaginarse que su popularidad alcanzaría semejantes cotas. De hecho, las grabaciones de la serie en exteriores son cada vez más complicadas por la excesiva presencia de admiradoras que no pueden contener la histeria al ver de cerca a su héroe.
Su punto débil
Él aguanta la marea con una cierta prevención, como si le viniera grande. Sin embargo, todo es distinto cuando se pone el traje de El Duque. En su corazón sólo hay hueco para la ingenua Catalina, a quien interpreta Amaia Salamanca, una de las mujeres más envidiadas del momento, y que se ha convertido en el único punto débil del aparentemente implacable narco. Su lado vulnerable. En este caso, la realidad no supera a la ficción ya que fuera de las cámaras, entre ambos sólo existe una excelente amistad. Ella sale con Álvaro de Benito, líder de la banda Pignoise, y él, aunque seguro que tiene mucho donde elegir, sigue esperando. Insiste en que la naturalidad, la espontaneidad y la positividad son los tres rasgos que más valora en una chica. Todo un fenómeno. Pocos actores de su edad –el 6 de abril cumplirá 26 años– pueden presumir de atravesar un momento profesional como el que vive Miguel Ángel. Éxito y fama acompañan a un buen puñado de ofertas profesionales. Sorprendido esta él mismo de haber sido capaz de cambiar hasta la estrategia de marketing de Sin tetas no hay paraíso, que siguen cada semana más de cuatro millones de espectadores. Al principio, el reclamo de la serie –como ocurrió con Ruth Núñez en la exitosa Yo soy Bea– era Amaia Salamanca. Pero vista la oleada de pasión que levanta Silvestre entre el público femenino, los creadores optaron por utilizarlo como gancho. Ya hay concursos para conocerlo en persona, asistir a una grabación de la serie e incluso ir al estreno del último capítulo de esta primera temporada, que se proyectará en un cine de Madrid el lunes 31, dos días antes de que se emita en Tele 5. Y, como premio a tanta fidelidad, sus admiradoras reciben en cada episodio, como mínimo, un par de secuencias en las que Miguel Ángel luce su musculado torso, fruto de horas de tenis, paddle y boxeo. Como dato curioso, fue profesor de Dani Muriel, de Escenas de matrimonio, en esta disciplina. Porque, aunque parezca que la interpretación es su vocación, este chico está aquí casi por casualidad, aunque todos hablen de su talento.
Él aguanta la marea con una cierta prevención, como si le viniera grande. Sin embargo, todo es distinto cuando se pone el traje de El Duque. En su corazón sólo hay hueco para la ingenua Catalina, a quien interpreta Amaia Salamanca, una de las mujeres más envidiadas del momento, y que se ha convertido en el único punto débil del aparentemente implacable narco. Su lado vulnerable. En este caso, la realidad no supera a la ficción ya que fuera de las cámaras, entre ambos sólo existe una excelente amistad. Ella sale con Álvaro de Benito, líder de la banda Pignoise, y él, aunque seguro que tiene mucho donde elegir, sigue esperando. Insiste en que la naturalidad, la espontaneidad y la positividad son los tres rasgos que más valora en una chica. Todo un fenómeno. Pocos actores de su edad –el 6 de abril cumplirá 26 años– pueden presumir de atravesar un momento profesional como el que vive Miguel Ángel. Éxito y fama acompañan a un buen puñado de ofertas profesionales. Sorprendido esta él mismo de haber sido capaz de cambiar hasta la estrategia de marketing de Sin tetas no hay paraíso, que siguen cada semana más de cuatro millones de espectadores. Al principio, el reclamo de la serie –como ocurrió con Ruth Núñez en la exitosa Yo soy Bea– era Amaia Salamanca. Pero vista la oleada de pasión que levanta Silvestre entre el público femenino, los creadores optaron por utilizarlo como gancho. Ya hay concursos para conocerlo en persona, asistir a una grabación de la serie e incluso ir al estreno del último capítulo de esta primera temporada, que se proyectará en un cine de Madrid el lunes 31, dos días antes de que se emita en Tele 5. Y, como premio a tanta fidelidad, sus admiradoras reciben en cada episodio, como mínimo, un par de secuencias en las que Miguel Ángel luce su musculado torso, fruto de horas de tenis, paddle y boxeo. Como dato curioso, fue profesor de Dani Muriel, de Escenas de matrimonio, en esta disciplina. Porque, aunque parezca que la interpretación es su vocación, este chico está aquí casi por casualidad, aunque todos hablen de su talento.
El camino hacia el éxito
Tras estudiar Fisioterapia, quiso dedicarse al tenis de forma profesional, pero una lesión en el hombro lo empujó a probar suerte en el Arte Dramático donde, por las ofertas que ha tenido le espera una larga carrera, incluso en otros países. Su intensa y penetrante mirada y esa voz rota ya han traspasado nuestras fronteras. El actor tiene pendientes de estreno sus dos primeros proyectos internacionales. Zhao, dirigido por Susi Gozalvo, trata con crudeza el tema de las adopciones en China, y Reflections, de Bryan Goeres y protagonizado por Timothy Hutton y Fernando Guillén Cuervo, refleja las andanzas de un psicópata criminal. Ahora acaba de rodar L’imbroglio nel lenzuolo, un filme italiano dirigido por Alfonso Arau –Como agua para chocolate–, y junto a otra sex symbol, Maria Grazia Cucinotta, con quien, cómo no, ya lo han relacionado. Situado en Nápoles y Sicilia –cuna de la Mafia, actividad de la que se lucra El Duque–, a principios del siglo XX, se centra en la llegada del cine a un pueblo del sur de Italia. La dirección de fotografía, a cargo del prestigioso Vittorio Storaro –el mago de la luz de Bertolucci o Coppola– coloca a Miguel Ángel, que encarna a un campesino analfabeto, en una categoría selecta a pesar de llevar sólo cuatro años como actor. Ha vuelto a España. ¿Por cuánto tiempo?
Tras estudiar Fisioterapia, quiso dedicarse al tenis de forma profesional, pero una lesión en el hombro lo empujó a probar suerte en el Arte Dramático donde, por las ofertas que ha tenido le espera una larga carrera, incluso en otros países. Su intensa y penetrante mirada y esa voz rota ya han traspasado nuestras fronteras. El actor tiene pendientes de estreno sus dos primeros proyectos internacionales. Zhao, dirigido por Susi Gozalvo, trata con crudeza el tema de las adopciones en China, y Reflections, de Bryan Goeres y protagonizado por Timothy Hutton y Fernando Guillén Cuervo, refleja las andanzas de un psicópata criminal. Ahora acaba de rodar L’imbroglio nel lenzuolo, un filme italiano dirigido por Alfonso Arau –Como agua para chocolate–, y junto a otra sex symbol, Maria Grazia Cucinotta, con quien, cómo no, ya lo han relacionado. Situado en Nápoles y Sicilia –cuna de la Mafia, actividad de la que se lucra El Duque–, a principios del siglo XX, se centra en la llegada del cine a un pueblo del sur de Italia. La dirección de fotografía, a cargo del prestigioso Vittorio Storaro –el mago de la luz de Bertolucci o Coppola– coloca a Miguel Ángel, que encarna a un campesino analfabeto, en una categoría selecta a pesar de llevar sólo cuatro años como actor. Ha vuelto a España. ¿Por cuánto tiempo?
Vía Supertele
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